Aprendiendo a ser felices

Aprendiendo a ser felices


En el colegio aprendemos muchas cosas, aprendemos incluso a ser felices. Porque la felicidad, como tantas otras cosas de la vida, no nos viene dada sino que, en mayor o menor medida, requiere de un aprendizaje.  Quizás en este caso, en el de aprender a ser felices, el proceso se incardine principalmente en el llamado “currículum oculto”, ése que no está escrito en ninguna programación didáctica pero que es inherente a la vida del escolar y del que los que ya somos un poquito más mayores podríamos aportar gran cantidad de elementos para realizar inventario. En el colegio se aprende a ser felices, entre otras cosas, porque es el espacio adecuado para conocer al “otro”, para conocerse uno mismo en relación con ese “otro” a través de la amistad, del compañerismo, del respeto … y también de la frustración. Sí,sí, … de  la frustración porque ser feliz no es tenerlo todo cuando queremos y como queremos sino que en la base de la felicidad está precisamente la capacidad para aceptar la contrariedad, para saber esperar, para adquirir estrategias que nos ayuden a enfrentar y resolver conflictos, para entender que nuestras razones no coinciden siempre las razones del otro …

Pero no podemos dejar únicamente al azar y las situaciones espontáneas las oportunidades para el  aprendizaje emocional sino que, a través de los Planes de Convivencia y de Mejora, el profesorado programa  expresamente estrategias y actividades que lo faciliten. En este sentido, en la semana previa a las vacaciones navideñas nos hemos afanado en fabricar nuestro CÍRCULO DE LA FELICIDAD.

El proceso es muy sencillo, se trata de evocar tres pensamientos que nos hacen especialmente felices: un recuerdo, una persona y un deseo. Después los escribimos o expresamos mediante un símbolo o dibujo en un círculo de papel de nuestro color favorito.  Luego, colocamos el círculo en un lugar donde lo tengamos fácilmente a la vista cuando tengamos un bajón anímico, de manera que su visión nos provocará de inmediato un sentimiento optimista.

 

Para celebrar que todos teníamos ya elaborado nuestro círculo personal, unos días antes de concluir el trimestre nos reunimos en el patio  de recreo agrupándonos en nuevos círculos según los colores elegidos. Fue una actividad muy bonita que también sirvió para fomentar entre nosotros el sentido de pertenencia a un proyecto común y que, además, mereció una reseña en un blog muy conocido sobre materiales para la convivencia en las escuelas.

Os invitamos a que  fabriquéis vuestro propio círculo … ¡funciona!

 

Un modelo de círculo …

y los grupos de círculos en el patio:


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