Ya hemos citado en alguna ocasión la columna de Irene Vallejo en la contraportada del Heraldo de Aragón. Ayer, lunes cinco de septiembre de 2011, su columna reflexionaba sobre la rigidez y la flexibilidad como una actitud en la vida. Al inicio de este nuevo curso escolar, nos parece muy oportuna esta opinión que transcribimos:
SER SUAVE
«En la vida, nada tan cotidiano como la sorpresa. La realidad nos desconcierta con mucha frecuencia. Pese a nuestra pasión por planificar y calcular, lo previsible sucede rara vez y, cuando lo hace, suele tener consecuencias inesperadas. Lo sabemos y sin embargo mantenemos un pulso obstinado para que todo ocurra según los planes que hemos ideado de antemano y para conseguir dibujarle los contornos al futuro. Sin embargo, de acuerdo con el pensamiento oriental, éste es un combate mal planteado y casi siempre terminará en derrota. La eficacia no es cuestión de imponerse sino de adaptarse. El maestro chino Lao Tse solía decir que la realidad no es rígida, sino fluida, y para parecerse a ella hay que ser suave. Según él, los hombres nacen blandos, pero muertos son rígidos y duros. También las plantas nacen flexibles y tiernas pero muertas son quebradizas y secas. Por eso, afirmaba, quien sea rígido será un discípulo de la muerte y quien en cambio sea suave y cimbreante será un discípulo de la vida. Pues lo duro y rígido siempre acaba por quebrarse mientras que lo suave y flexible prevalece. El pensamiento chino tradicional aconsejaba no ser intransigente y sacar el mejor partido de las situaciones. Habría que vivir igual que se danza, en la misma fusión con las circunstancias que el bailarín con la música y siendo uno mismo sin perder el compás. El sabio es un estratega que vence gracias a que, amoldándose, evita la batalla y sus victorias son tan sigilosas, tan rítmicas que nadie se da cuenta. Para una persona suave, el mejor triunfo es el que no se nota.«
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