LA ESCUELA DEL DERECHO

LA ESCUELA DEL DERECHO


            En la escuela del mundo al revés, el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos. El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian la naturaleza: la injusticia, dicen, es la ley natural. Para explicar el éxito de sus negocios, John D. Rockefeller solía decir que la naturaleza recompensa a los más aptos y castiga a los inútiles. 
 Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del mundo al revés. El mundo al revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos
El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo”

Eduardo Galeano. Patas arriba. La escuela del mundo al revés

Desgraciadamente este mundo al revés es el que domina en la actualidad, o por lo menos, es el más visible. Hoy, cuando los niños y niñas tienen muchos medios y oportunidades para adquirir conocimientos e información, cuando la escuela ha perdido relevancia en ese sentido, cobra más importancia su función como lugar de socialización, donde aprendemos valores de convivencia de la única manera posible: CONVIVIENDO, compartiendo espacios, proyectos y juegos con los demás, con los iguales y con los  diferentes,  para aprender a reconocernos y a respetarnos, el camino para que las generaciones futuras hagan que el mundo al derecho se imponga sobre tanta sinrazón. Éste el principal objetivo que comparte el profesorado y personal de este centro, pero para ir avanzando, para levantar UNA ESCUELA DEL DERECHO necesitamos también  que las familias colaboréis con confianza y generosidad porque “para educar a un niño hace falta toda la tribu”.

                                                La Dirección del CEIP Lucien Briet

                                                                                             Las buenas personas son el futuro de un país.
                                                                                             Ser una buena persona debería aprenderse
                                                                                                    como asignatura escolar.
                                                                             
                                                                                   Magdalena Lasala. Heraldo de Aragón, 28/enero/2012    

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